Historias solidarias / Una red dedicada a la lecturaEl sueño de una biblioteca para cada pueblo
Una iniciativa busca consolidar un método por el cual todos accedan a los libros, ya sea en papel o por vía electrónica
El ex juez Raúl Eduardo Irigoyen ideó el proyecto, que fue creciendo Foto: Archivo
Paula María Martin
LA NACION
Los sucesos accidentales de la vida llevaron a que, un día de 1963, llegaran tres pedidos a las manos de Raúl Eduardo Irigoyen para acercar libros a distintos lugares de las sierras cordobesas. En ese momento, empezó a rondar en su cabeza la idea de crear bibliotecas populares.
Y así fue como se fueron sentando las bases de Bibliotecas Rurales Argentinas: "Convoqué a un grupo de amigos con los cuales creamos esas tres primeras bibliotecas. La noticia corrió como un reguero por Traslasierra y nuevos pedidos se sumaron, a los que hicimos lugar. A raíz de un comunicado periodístico solicitando donaciones de libros, recibimos más solicitudes, pero esta vez desde distintos lugares del país", dice Irigoyen, de 74 años, que acaba de jubilarse como Juez Nacional en lo Criminal de Instrucción en la Ciudad de Buenos Aires.
La entidad está integrada por voluntarios de las más diversas confesiones religiosas e ideologías políticas. Su actividad principal se centró en la fundación de bibliotecas populares en todo el país, privilegiando las zonas marginales y donde aquellas no existieran.
En la actualidad, ya funcionan 1030 bibliotecas populares que son filiales de la asociación, con un caudal de no menos de 500 libros en cada una de ellas, que siempre pertenecen a la organización, y con una bibliografía que responde a los más diversos temas.
Se crearon en escuelas, cooperativas, municipalidades y otras entidades civiles. "Los libros se envían en calidad de comodato, es decir, en préstamo de uso", apunta su fundador.
Pero Irigoyen no se detuvo allí: sus ganas de continuar apostando a la educación se plasmó en 1999 en el proyecto Crecer que consiste en una biblioteca virtual que desarrolló con un amigo. "Encaramos el proyecto y ya contamos con más de 18.000 obras digitalizadas que pueden ser leídas y bajadas en forma totalmente gratuita. Tenemos un promedio de 100.000 peticiones diarias", cuenta.
El Proyecto Crecer está preparado para la población hispanoparlante, es decir no solamente para América Latina y España, sino también favoreciendo a comunidades latinas de los Estados Unidos.
Los alumnos que acceden a esta metodología pueden tener las herramientas necesarias para estudiar, pudiendo imprimir y reproducir por cualquier medio temas de estudio, con la tranquilidad que los derechos de autor han sido cedidos a su favor.
"Nos proponemos digitalizar la mayor cantidad posible de las obras clásicas que se encuentren en el dominio público, de autores españoles, latinoamericanos, así como de otras nacionalidades que hayan sido traducidas al español", agrega Irigoyen.
Bibliotecas Rurales Argentinas es una modesta asociación que no cuenta con medios propios ni apoyo financiero de ninguna índole, realizándose todas las actividades solamente con el trabajo voluntario. Por ello, solicitan la donaciones de libros y voluntarios para trabajar en la organización, clasificación y envíos de los libros a las bibliotecas. Para ayudar a la asociación: 4774-8938 o www.biblioteca.org.ar